Artículo publicado por José Alberto León Alonso en El Día el 04/10/2015.
Desde hace unos dos años vengo exponiendo mi preocupación por los irracionales crecimientos que han venido cebando la economía china, creando burbujas en el sector financiero, inmobiliario, bursátil y en las materias primas. Tensiones de liquidez, desplomes en la Bolsa y tipos disparados en el mercado interbancario. En China se cuece algo que nos recuerda enormemente a los prolegómenos de la crisis crediticia que se gestó en el verano de 2008 en Estados Unidos, y que acabó explotando en octubre de ese mismo año con efectos a escala mundial.
Hace quince años, el Gobierno chino abrió la veda para que los ciudadanos pudieran adquirir su propia vivienda y convertirse en propietarios. Tres lustros después, el resultado son decenas de ciudades fantasma, urbanizaciones vacías y casas cerradas salpicadas por todo el país. Como los chinos lo hacen todo a lo grande, han edificado la mayor burbuja inmobiliaria de la historia. Actualmente la construcción de edificios supone el 25% de la actividad económica del país (en España no pasó del 15% en su momento álgido) y al año se construyen entre 12 y 24 ciudades nuevas. El precio de las viviendas en Pekín multiplica por 23 veces la renta disponible anual, y en Shangai por 16 veces, cuando un ratio superior a 5 ya se considera preocupante.
¿Cómo se ha financiado esta burbuja inmobiliaria? A través de una “banca en la sombra” (shadow banking) con vehículos financieros al estilo de las subprime que llevaron a la quiebra a la gran banca norteamericana en 2008. Wealth Management Products (WMP) es el nombre de las subprime chinas. Se trata de instrumentos financieros de los bancos, que captan dinero y lo prestan pero fuera de su balance y de los canales y la supervisión habituales, con el clásico riesgo de liquidez asociado: los ahorradores han prestado dinero, que habrá que devolver en un plazo determinado, pero la inversión final a la que se ha destinado el dinero no es líquida, es decir, no se puede “vender” en ese momento para recuperar el capital o incluso ha fracasado. Eso por no hablar sobre la proliferación de esquemas piramidales donde los nuevos WMP cubren los intereses y las pérdidas de los WMP anteriores. Forum y Afinsa, pero a lo bestia.
En mis anteriores artículos sobre el tema, ante la pregunta sobre cuál sería la próxima burbuja en estallar, acababa apostando por las materias primas, y miren por dónde alguna vez las predicciones se cumplen. Los quince meses de caída libre de las materias primas se han convertido ya en una crisis en toda regla y han resultado ser el detonante del pinchazo en el resto de burbujas de la economía china, cuyo mercado bursátil es una montaña rusa que amenaza descarrillar. Las quiebras se suceden en medio mundo en las empresas dedicadas a la explotación de recursos naturales y a su distribución. La naviera japonesa Daiichi Chuo quiebra por la caída de la demanda global. Alcoa, el mayor productor de aluminio de EEUU, anunció que se dividiría en dos para afrontar el exceso de producción. La petrolera Royal Dutch Shell confirmó que abandonaba sus exploraciones en el Ártico tras gastarse 7.000 millones de dólares. Y Glencore, el otrora todopoderoso bróker de materias primas, llegó a desplomarse más del 30% en la bolsa de Londres hace unos días, todo un símbolo de la era que toca a su fin. Precisamente Glencore salió a bolsa en 2011, y desde entonces ha perdido el 75% de su valor. Otras compañías fuera del sector, como la multinacional de maquinaria pesada Caterpillar y la química Huntsmann, se están viendo afectadas pos la onda expansiva de la crisis de las materias primas. La primera anunció la semana pasada que reduciría su plantilla un 9%, 10.000 empleos, ante los problemas del sector minero, mientras que la segunda sufrió su peor caída en cuatro años después de publicar que los bajos precios del titanio iban a afectar a sus beneficios del tercer trimestre.
El motivo de fondo de la crisis en las materias primas se basa en un fundamento económico, la teoría de los súper-ciclos de las materias primas de David Jacks. La teoría de los súper-ciclos de las materias primas la formuló Jacks en su estudio From boom to bust: a typology of real commodity prices in the long run, donde analizaba el comportamiento de las materias primas durante el último siglo. En términos generales, las materias primas han doblado su precio desde 1950 y lo han triplicado desde 1900. Jacks concluía que, a largo plazo, las materias primas se mueven en súper-ciclos o ciclos de muy largo período, en los que las oscilaciones en los precios son muy elevadas y que duran unos cuarenta años. Los máximos del oro y la plata se tocaron hace cuatro años, el desplome del petróleo desde junio de 2014 se ha intensificado por la decisión de la OPEP de no recortar la producción y los precios del gas natural en EEUU han caído hasta suponer menos de un cuarto de lo que llegaron a ser en 2008. Comienza ahora un largo ciclo bajista para el petróleo, el gas natural, el oro, el acero, el níquel o el plomo, en el que se deben purgar las malas decisiones de inversión.
¿Cuál podría ser el resultado de esta crisis? China es el principal consumidor mundial de materias primas, con entre el 40% y el 60% del consumo mundial de estaño, cobre, acero, nickel, aluminio, zinc, y plomo. Los países cuyo crecimiento económico se basa en la exportación de dichas materias (Australia, Canadá, países latinoamericanos y africanos), verán truncado su crecimiento si esa demanda se frena. Y el resto de países sufriríamos la caída de la demanda mundial, así como el encarecimiento de la deuda pública, pues ni los chinos ni los países emergentes podrían seguir financiándola. Este encarecimiento dificultaría la refinanciación de la ingente cantidad de deuda pública generada durante la crisis, y la prima de riesgo volvería a estar presente en nuestras conversaciones diarias, como hasta hace poco. El impacto probablemente no sería tan pronunciado como la crisis de Lehman Brothers de 2008, pero tampoco inocuo. Al fin y al cabo el 50% del crecimiento de la economía mundial en los últimos diez años lo ha generado China. Agárrense, que vienen curvas.