Presupuestos

Artículo publicado por José Carlos Francisco Díaz en el número de noviembre de 2018 de La Gaveta Económica.

Tengo alguna experiencia en elaborar presupuestos en empresas privadas y también en Administraciones Públicas. De estos, ocho en el Cabildo de Tenerife y cuatro en la Comunidad Autónoma. Es tarea compleja y muy importante. Plasman la política del Gobierno, mejor que cualquier otro instrumento. Para mí, lo conveniente es estimar primero los ingresos y después ajustar los gastos a los mismos, por más que entre los primeros pueda haber un margen para el déficit, mediante financiación de préstamos y deuda.
En estos momentos, cuando escribo estas líneas, el Gobierno Central y Autonómico elaboran sus proyecciones para 2019, y ambos tienen un problema: no tienen mayoría parlamentaria. Hay dos alternativas, prorrogar los actuales o pactar con otros grupos políticos. La prórroga no sería un gran inconveniente, una especie de second best para la Comunidad Autónoma, pues las elecciones son en mayo y permiten aguantar hasta entonces. En el caso del Gobierno de España, la prórroga nos aboca a elecciones. Lógicamente, presupuesto nuevo requiere pactos nuevos. Aparentemente el Partido Popular en Canarias, puede colaborar en la estabilidad económica, a cambio de alguna concesión que pueda ser bien valorada por los votantes. Nada mejor que una rebaja de impuestos compatible con el equilibrio, para lograrlo. Parece un escenario razonable y probable, aunque en política nunca se sabe. En España, las cosas son más complicadas, pues se necesitan muchos partidos y de distinto signo para lograr la mayoría. Hace unos días, el Gobierno (sí el Gobierno y no el PSOE) firmó un pacto con Podemos que denota que si hay Presupuesto 2019, no será sobre los principios que expuse en el primer párrafo, sino justo lo contrario. Es decir, primero decidimos qué queremos ideológicamente y después se buscan los recursos para cumplir con nuestro programa. El que yo no esté de acuerdo con muchos puntos del acuerdo es lo de menos, lo importante es que no cumpliremos con el déficit y seguiremos aumentando nuestra abultada deuda. Parece que a nadie le importa que España sea el único país en vigilancia por déficit excesivo.
Por último, nada me agradaría más que cuando el lector vea estas líneas, hubieran resultado obsoletas, por resueltas. Por ejemplo, la incertidumbre sobre la aprobación del REF económico, el Estatuto de Autonomía y los Convenios pactados entre España y Canarias. De no resolverse, tiraríamos a la basura una parte de los esfuerzos colectivos de la legislatura.

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