Encuestas mediante técnicas de agregación

Artículo publicado por José Alberto León Alonso en El Día el 18/10/2015.

Los ciudadanos se han visto sometidos a un bombardeo de sondeos electorales con dispares resultados sobre las elecciones a celebrar en 2015, por lo que terminan por concluir que las encuestas no sirven para nada, que es lo mismo que opinan los políticos…cuando les son desfavorables. Dado que en Corporación 5 llevamos más de dieciocho años realizando investigación de mercados a través de nuestra filial SAO, intentaré aclarar las dudas sobre la verosimilitud de los sondeos, así como describir nuestra propia metodología para realizarlos.

Para determinar la fiabilidad de una encuesta es preciso conocer su metodología de trabajo, y lamentablemente la mayor parte de los sondeos esconden u ocultan datos fundamentales para diferenciar un sondeo técnicamente correcto de otro que no lo sea. Toda encuesta, para ser digna de crédito, debe indicar el número de entrevistados, si la entrevista es presencial o telefónica, la intención directa de voto, la simpatía política, el recuerdo de voto, la tasa de respuesta, la estrategia de rellamada o la regla de sustitución. Igualmente, la muestra debe estar bien segmentada por edad, sexo, residencia, creencias y estatus social de los electores. Estos puntos, por ejemplo, no se cumplen en un buen número de los sondeos analizados para las elecciones generales del 20 de diciembre. Incluso en los sondeos fiables, la diferencia entre la intención directa y la estimación del voto es atribuida por muchos a una “cocina” realizada con oscuras intenciones. En realidad, todas las encuestas serias corrigen los resultados obtenidos en la intención directa de voto. ¿Por qué?

La Intención directa de voto (IDV) es la respuesta más inmediata y espontánea al preguntar a quién se votaría si las elecciones tuviesen lugar mañana. A esta pregunta directa suele responder alrededor del 60% de los encuestados, pero sabemos que parte del otro 40% acude finalmente a votar el día de las elecciones. Para obtener una representación fiel del resultado electoral es preciso asignar un voto probable a quienes no contestan a la pregunta directa. Para ello, se les pregunta por el partido con el que sienten más afinidad o con el que se identifican en mayor medida: esta respuesta constituye la “Simpatía” que se suma a la IDV. Para que de estos datos se pudiera extrapolar una estimación de resultados, la muestra (las personas encuestadas) tendría que reproducir exactamente el universo de los votantes potenciales. Algo imposible, ya que al seleccionar la muestra no se puede saber, a priori, el voto de los encuestados, puesto que es secreto. Sin embargo, en las encuestas bien realizadas se pregunta igualmente por el recuerdo de voto de las pasadas elecciones, lo que nos permite detectar una muestra no representativa (con más o menos votantes de un partido de lo que debería), o con voto oculto. En ambos casos, los resultados deben ser tratados y corregidos para que se asemejen lo más posible a la realidad. Aquí entra la famosa “cocina” de las encuestas que, si es profesional, no solo es adecuada sino imprescindible. Siempre que una investigación sea metodológicamente sólida, con una muestra representativa y aplique a los datos los pertinentes ajustes post-encuesta, es posible aproximarse a un buen pronóstico de los resultados electorales. 

En Corporación 5-SAO tenemos nuestra propia metodología para realizar estimaciones electorales. Dado que la mayor parte de los sondeos cometen sesgos y errores introducidos por la metodología muestral de cada encuestadora, utilizamos la técnica de agregación de sondeos, que nos permite reducir la volatibilidad en las predicciones. En general, la técnica de agregación mejora sustancialmente las predicciones sobre los resultados electorales. Por ejemplo, en las recientes elecciones catalanas los sondeos que emplearon esta técnica predijeron los resultados finales mejor que el 95% de las encuestas publicadas. Igualmente, para reducir los sesgos sistemáticos de cada encuestadora, trabajamos con los datos sin ajustar, ponderándolos de acuerdo con el número de encuestados, la cercanía respecto al día de las elecciones y el acierto de la encuestadora en el pasado. Es particularmente importante el peso que se concede a la fecha de la toma de datos, en especial en estos días en los que el sentimiento electoral es más voluble que nunca en nuestra historia democrática. Así, en C5-SAO hemos venido reduciendo esos pesos de forma exponencial en el tiempo, de modo que las encuestas realizadas hace más de quince días tengan una relevancia inferior a la mitad en comparación con las más cercanas.

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Con esa metodología, tras las elecciones catalanas se observa una cierta reducción en la estimación de voto de PP y PSOE (-0,6 p.p. cada uno), una importante caída de Podemos (-1,6 p.p.), así como un fuerte incremento en la estimación de voto a Ciudadanos (+3,6 p.p. en un mes). Ciudadanos mejora en todas las encuestas realizadas desde el 27S, beneficiándose del conocido efecto de “luna de miel”, por el cual los partidos vencedores en unos comicios mejoran temporalmente en las encuestas. Si el avance de Ciudadanos será firme o no, se verá con el tiempo. 

 

 

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