Artículo publicado por José Alberto León Alonso en El Día el 15/03/15.
Los ciudadanos se están viendo sometidos a un bombardeo de sondeos electorales con dispares resultados sobre las elecciones a celebrar en 2015, por lo que terminan por concluir que las encuestas no sirven para nada, que es lo mismo que opinan los políticos…cuando les son desfavorables. Dado que en Corporación 5 llevamos más de dieciocho años realizando investigación de mercados a través de nuestra filial SAO, intentaré aclarar las dudas sobre la verosimilitud de los sondeos, así como describir nuestra propia metodología para realizarlos.
Para determinar la fiabilidad de una encuesta es preciso conocer su metodología de trabajo, y lamentablemente la mayor parte de los sondeos esconden u ocultan datos fundamentales para diferenciar un sondeo técnicamente correcto de otro que no lo sea. Toda encuesta, para ser digna de crédito, debe indicar el número de entrevistados, si la entrevista es presencial o telefónica, la intención directa de voto, la simpatía política, el recuerdo de voto, la tasa de respuesta, la estrategia de rellamada o la regla de sustitución. Igualmente, la muestra debe estar bien segmentada por edad, sexo, residencia, creencias y estatus social de los electores. Estos puntos, por ejemplo, solo se cumplen en cuatro de los catorce sondeos que he analizado para las elecciones andaluzas. Incluso en estos sondeos fiables, la diferencia entre la intención directa y la estimación del voto es atribuida por muchos a una “cocina” realizada con oscuras intenciones. En realidad, todas las encuestas serias corrigen los resultados obtenidos en la intención directa de voto. ¿Por qué?
La Intención directa de voto (IDV) es la respuesta más inmediata y espontánea al preguntar a quién se votaría si las elecciones tuviesen lugar mañana. A esta pregunta directa suele responder alrededor del 60% de los encuestados, pero sabemos que parte del otro 40% acude finalmente a votar el día de las elecciones. Para obtener una representación fiel del resultado electoral es preciso asignar un voto probable a quienes no contestan a la pregunta directa. Para ello, se les pregunta por el partido con el que sienten más afinidad o con el que se identifican en mayor medida: esta respuesta constituye la “Simpatía” que, en la segunda columna, se suma a la IDV. Para que esta columna se pudiera extrapolar como estimación de resultados, la muestra (las personas encuestadas) tendría que reproducir exactamente el universo de los votantes potenciales. Algo imposible, ya que al seleccionar la muestra no se puede saber, a priori, el voto de los encuestados, puesto que es secreto. Sin embargo, en las encuestas bien realizadas se pregunta igualmente por el recuerdo de voto de las pasadas elecciones, lo que nos permite detectar una muestra no representativa (con más o menos votantes de un partido de lo que debería), o con voto oculto. En ambos casos, los resultados deben ser tratados y corregidos para que se asemejen lo más posible a la realidad. Aquí entra la famosa “cocina” de las encuestas que, si es profesional, no solo es adecuada sino imprescindible. Siempre que una investigación sea metodológicamente sólida, con una muestra representativa y aplique a los datos los pertinentes ajustes post-encuesta, es posible aproximarse a un buen pronóstico de los resultados electorales.
En Corporación 5-SAO tenemos nuestra propia metodología para realizar estimaciones electorales. Dado que la mayor parte de los sondeos cometen sesgos y errores introducidos por la metodología muestral de cada agencia encuestadora, utilizamos la técnica de agregación de sondeos, lo que nos permite trabajar con un número mayor de encuestados y reducir la volatibilidad en las predicciones. Igualmente, para evitar los sesgos y errores de la “cocina” de cada encuestadora, trabajamos únicamente con los datos sin ajustar, ponderándolos de acuerdo con el número de encuestados, la cercanía respecto al día de las elecciones y el acierto de la encuestadora en el pasado.
Con esta metodología, prevemos que las próximas elecciones andaluzas las ganará el PSOE, tal y como anuncian todos los sondeos, pero por una diferencia de apenas tres puntos porcentuales respecto al PP, mientras que en el resto de encuestas la diferencia oscila entre 5 y 10 p.p. Podemos obtiene un 18,4% de los votos, Ciudadanos un 9,8% e IU un 7,3%. La muestra entrevistada sufre un fuerte sesgo hacia votantes del PSOE y en menor medida de IU, mientras que el PP parece infrarrepresentado. Respecto a Podemos y Ciudadanos, no existe recuerdo de voto en las pasadas elecciones andaluzas, pero sí respecto a las elecciones europeas, lo que nos permite deducir que los votantes de Podemos están sobreponderados, mientras que los de Ciudadanos están muy infrarrepresentados en la muestra.