Artículo publicado por José Alberto León Alonso en El Día el 22/11/15.
En Corporación 5 llevamos más de dieciocho años realizando investigación de mercados a través de nuestra filial SAO, y conocemos bien las dificultades de traducción de la estimación de votos en escaños para las elecciones generales. En Corporación 5-SAO tenemos nuestra propia metodología para realizar estimaciones electorales. Utilizamos la técnica de agregación de sondeos para reducir los sesgos y errores introducidos por la metodología muestral de cada encuestadora, lo que nos permite reducir la volatibilidad en las predicciones, y mejorar sustancialmente las predicciones sobre los resultados electorales. Igualmente, para reducir los sesgos sistemáticos de cada encuestadora, trabajamos con los datos sin ajustar, ponderándolos de acuerdo con el número de encuestados, la cercanía respecto al día de las elecciones y el acierto de la encuestadora en el pasado. Con esta metodología nuestra estimación de voto para las próximas elecciones generales es la que se muestra en la tabla adjunta.
Como se observa, en el último mes continúa la tendencia a la reducción del voto del PP y PSOE, aunque en este último partido esa tendencia se acentúa, al perder 1,2 p.p. durante los últimos treinta días. De igual modo, Podemos continúa con su tendencia a la baja, aunque comienza a frenar su tasa de caída, al perder un punto porcentual de estimación de voto en el último mes, cuando en el anterior perdía 1,6 p.p. Ciudadanos continúa creciendo en las encuestas tras las elecciones catalanas del 27S, y se sitúa ya a menos de cuatro puntos porcentuales del PSOE. Pero la novedad es el crecimiento de IU, que competirá en las próximas elecciones en coalición con diversos partidos y movimientos sociales bajo las siglas UP, que abandona una larga tendencia de caída o estancamiento en estimación de voto y crece 0,4 puntos porcentuales.
Tras la publicación de nuestra estimación de voto de octubre, algunos lectores me preguntaban por qué no hacíamos una estimación de escaños junto con la de voto. Y mi respuesta es que era aventurado y poco serio hacerlo con los datos de los que disponíamos. Y explico por qué. En nuestro actual sistema electoral para el Congreso se eligen 350 diputados en 50 circunscripciones electorales que coinciden con la provincia, de modo que para hacer estimaciones fiables en el número de escaños se deben realizar simulaciones electorales en cada una de las cincuenta provincias, ya que el porcentaje de votos necesario para obtener escaño en cada una de ellas es muy diferente. Sucede que en España el reparto de escaños por provincias es muy desigual y, de forma muy resumida, viene a establecer un reparto en tres partes. 117 diputados (el 33% del total) los otorgan las seis provincias más pobladas (en las que se disputan más de diez escaños), 129 (36%) las dieciocho provincias medianas (las que reparten entre seis y diez escaños), y 104 (30%) las veintiséis provincias pequeñas, Ceuta y Melilla (que reparten cinco escaños o menos). Este reparto de escaños no se realiza de forma totalmente proporcional, sino que, antes de adjudicar los escaños según la población, se asignan dos diputados “de regalo” para cada provincia (y uno para Ceuta y Melilla). Esto significa que 102 diputados se reparten entre las circunscripciones a partes iguales por motivos territoriales y no de forma proporcional a su población.
De esta forma, únicamente 248 diputados se reparten equitativamente según la población, lo que ya constituye un motivo por el cual no se puede realizar una estimación de escaños proporcional a la de voto. Las provincias poco pobladas están sobreponderadas en la asignación de escaños y con relativamente pocos votos (20.000 o incluso menos) se puede obtener un escaño en ellas que en el caso de las grandes provincias cuesta cuatro veces más. Pero el motivo fundamental es la cantidad de votos que se desperdicia en las provincias pequeñas y medianas sin obtener representación. Así, por ejemplo, de obtener Ciudadanos ese 18,2% de los votos uniformemente repartido en todas las circunscripciones, solo podría aspirar a obtener representación en las provincias que reparten cuatro o más escaños, lo que le privaría de disputar escaño en once provincias. Podemos lo tendría incluso peor, pues con ese porcentaje sólo obtendría representación en las provincias que reparten cinco o más escaños, lo que lo deja fuera de juego (y del reparto del 30% de los escaños totales) en nada menos que veinte provincias. Para complicar aún más las cosas, no es realista pensar que el voto a los partidos se reparte de manera uniforme por todas las provincias. Algunas socialmente son más de “derechas” y otras de “izquierdas”, unas son muy nacionalistas (lo que introduce a otros partidos en el “juego”) y otras nada, etc. Y con encuestas nacionales de alrededor de 1.000 entrevistas si bien es factible estimar el voto nacional si la muestra está bien seleccionada, es imposible realizar estimaciones fundadas de voto por provincias. Las únicas encuestadoras que pueden realizar en la actualidad estas estimaciones son las que realizan encuestas propias con periodicidad recurrente (semanal, quincenal o, como mucho, mensual) pues, de nuevo gracias a la agregación de encuestas, disponen de una muestra lo suficientemente representativa del voto por provincias.
Por nuestra parte, pese a todos estos inconvenientes, sí que estaremos en disposición de realizar una estimación de escaños en nuestra próxima estimación para el mes de diciembre, pues en ese momento dispondremos ya de varias encuestas nacionales con muestras representativas por provincias (la del CIS del próximo mes y algunas más), así como de numerosas encuestas regionales que se están publicando y se publicarán en próximas fechas. Eso junto con la estimación agregada de votos nos permitirá realizar una estimación de escaños. Otra cosa sería utilizar la bola de cristal, que es algo que no hacemos.