Artículo publicado por D. José Carlos Francisco en La Gaveta Económica en el número de junio de 2017.
El seis de Junio se celebró en Madrid una jornada auspiciada por APD y la compañía “Bird & Bird” bajo el título:”Brexit ¿Amenaza u Oportunidad? Impacto en la economía y la empresa española”, en la que participé junto a Matías Rodríguez Inciarte, Jaime García–Legaz y Antonio Vázquez. Paso a exponer la síntesis de mi intervención, que se centró en la casuística del sector turístico.
La primera reflexión tiene que ver con el calendario, que como saben fija para 2019 la salida del Reino Unido de la UE. Me parece corto, toda vez que ha transcurrido un año desde el referéndum y poco se ha hecho, teniendo en cuenta, que cualquier asunto en la UE, siempre es proceloso, no veo nada claro que se cumplan las fechas inicialmente previstas.
La segunda reflexión, es que calcular el impacto del brexit en el sector turístico, depende del modelo que se negocie. Duro o blando no será lo mismo. En cualquier caso, los modelos econométricos, escogen como variable más relevante la evolución del tipo de cambio libra-euro, y este ha variado sustancialmente desde el prebrexit (entre un 10% y un 20%). Sin embargo, un análisis de los cinco primeros meses de 2016, en relación con iguales meses de 2017, demuestra que en todos ellos, la afluencia de turistas ingleses a España no dejó de aumentar, contradiciendo la lógica de la teoría económica.
Por consiguiente, la realidad contradice a la teoría, en la medida que la primera es muy compleja, volátil e intervienen muchas más cosas que el tipo de cambio, y la segunda (la teoría) presupone el ceteris paribus (si todo sigue igual), que es justo lo que no se produce en nuestro mundo, donde si algo es permanente, es el cambio.
La tercera reflexión, consecuencia de las anteriores, es qué podemos hacer las empresas turísticas ante este panorama tan incierto. Teniendo en cuenta la incertidumbre comentada y como dice Nicholas Taleb, la ocurrencia de hechos altamente improbables, yo recomiendo: desarrollar productos innovadores, invertir en renovación y mantenimiento, controlar los costes, atender los mercados de origen distinto a los tres grandes (Inglaterra, Alemania y España), introducir más tecnología en la cadena de valor, diversificar geográficamente la oferta (si se puede) y sonreír, sonreír mucho…sobre todo, a los clientes británicos.