Artículo publicado por José Alberto León Alonso en Diario de Avisos el 07/07/13.
Cuando hace un mes comentaba el comportamiento de la afiliación a la seguridad social en el conjunto de España del mes de mayo concluía que era “sorprendentemente positivo”, no tanto por el dato concreto como porque, en términos desestacionalizados, mayo de 2013 había sido el primer mes en cuatro años en el que crecía el número de afiliados. Era un hecho difícil de explicar con el país en plena recesión, pero comentaba igualmente que, en estadística, un dato no hacía tendencia, y que no había que echar las campanas al vuelo presumiendo que la crisis había finalizado, sino esperar a su confirmación con nuevos datos durante los meses siguientes. Desgraciadamente el dato de afiliación a la seguridad social del mes de junio ha confirmado que se trataba de un hecho puntual, y que no se había invertido la tendencia desde la destrucción de empleo hacia la creación.
En junio de 2013 la afiliación a la seguridad social (S.S.) en España ha crecido en 26.853 personas, para totalizar 16.393.866 cotizantes. No se trata de un hecho excepcional. El número de trabajadores en alta en la S.S. suele crecer en España entre mayo y julio por motivos estacionales en el sector turístico, en la agricultura y en la construcción. En junio de 2012 mejoró en 31.332 nuevos afiliados. Pero en términos desestacionalizados la afiliación en junio se ha reducido en unas 7.300 personas, de modo que el incremento del mes pasado ha sido flor de un día. Visto en positivo, en términos cualitativos los datos de este mes de junio han sido mejores que los de junio de 2012. Mejoran las actividades económicas estructurales, como la producción manufacturera y el comercio, mientras que la evolución en las actividades de naturaleza estacional es similar a la de hace un año, excepto en la agricultura. La industria manufacturera ha generado en junio 6.097 nuevos cotizantes, frente a una caída de 1.183 en junio del año pasado. En el comercio el número de afiliados avanza este mes de 13.422 personas, frente a un incremento de 8.524 en junio del año pasado. Y lo mismo ocurre en la hostelería y la educación, que reproducen la evolución del año precedente: sube 33.074 en la hostelería y baja 38.000 en la educación. Incluso en la construcción se ha registrado un avance de cotizantes en junio (2.983), frente a una caída en junio del año pasado (6.422). Solo la agricultura, afectada por eventos climatológicos adversos durante la pasada primavera, perdió más cotizantes que el año anterior: 34.514 cotizantes respecto al mes pasado, cuando en junio de 2012 perdió únicamente 20.018.
En lo que respecta a Canarias, en junio de 2013 se destruyeron 919 empleos si se compara con el mes anterior, y 13.206 puestos de trabajo comparado con junio de 2012. En Canarias la estacionalidad del empleo es negativa durante los siete primeros meses del año, así que es previsible que la pérdida de cotizantes a la seguridad social continúe durante el mes de julio. Y aunque a partir de agosto se cree empleo de forma estacional, será insuficiente para recuperar el empleo destruido durante los primeros meses del año.
Por otro lado, el número de parados registrados en España se ha reducido en 127.248 personas en el mes de junio, su mejor dato en un mes de junio de toda la serie histórica iniciada en 1996. En términos desestacionalizados, sin embargo, el número de desempleados inscritos en las oficinas de empleo se ha incrementado en algo menos de 1.000 personas. En Canarias, los desempleados inscritos en el mes de junio han disminuido en 3.308 personas respecto al mes anterior y crecido en 2.390 respecto a junio de 2012. Ya he mencionado en multitud de ocasiones que la estadística de paro registrado no es demasiado relevante para el análisis de coyuntura económica y no se le debería dar tanta importancia mediática, pues ni todos los que demandan trabajo se registran en las oficinas de empleo, ni todos los inscritos buscan activamente empleo sino otra serie de beneficios sociales que obligan a la inscripción (cursos, descuentos en servicios sociales y de primera necesidad, etc.). En realidad, gran parte del descenso de desempleados inscritos que se viene produciendo durante los últimos meses se debe a que estas personas han dejado de registrarse como tales pero no porque hayan encontrado un empleo. Para conocer la cifra real de desempleados habrá que esperar a la Encuesta de Población Activa que se publicará el próximo 25 de julio.
Lo que los datos ponen de manifiesto es que la crisis, definida como la destrucción estructural de empleo de forma persistente, no ha terminado. Sí que parece que se acerca el final de la recesión (caída del PIB), pero el empleo se sigue destruyendo si se eliminan los factores estacionales, y la tendencia continúa apuntando hacia su destrucción, si bien de forma más atenuada que en el pasado año. El empleo es siempre el último invitado a la fiesta del crecimiento. Así que lo primero debe ser comenzar a crecer. La evolución del número de afiliados a la seguridad social durante el pasado trimestre, parece indicar una actividad económica más fuerte, con una caída intertrimestral en España en torno al 0,1%, frente a la reducción del 0,5% en el primer trimestre del año. De seguir esta evolución, la recesión o caída del PIB finalizará en el tercer trimestre del año, momento en el que se iniciará un suave crecimiento. Si ese crecimiento será suficiente para crear empleo de forma estructural y no estacional lo veremos durante el próximo año, momento en el que tendrá lugar la prueba del algodón sobre la efectividad de la reforma laboral. Históricamente, el crecimiento de la economía española debía superar el 2% para comenzar a crear empleo, pero este crecimiento vigoroso no lo veremos en el mejor de los casos hasta 2016, y eso siendo extremadamente optimistas. Sin embargo, en las economías de nuestro entorno, con unas regulaciones laborales hasta ahora más flexibles que la española, históricamente se viene produciendo generación de empleo con crecimiento menores (a partir del 1%). Y crecimientos de esa cuantía sí que serían factibles de alcanzar durante 2014 y 2015. Si en España se crea empleo con esas tasas de crecimiento, significará que la reforma laboral habrá tenido éxito y que nuestras tasas de desempleo futuras deberían acercarse paulatinamente a los estándares europeos (5% en época de bonanza y 9% en crisis). Y no un 9% en época de bonanza y un 25% en crisis, como sucede en nuestro país. Crucemos los dedos.