Artículo publicado por D. José Carlos Francisco Díaz en La Gaveta Económica en el número de Marzo de 2016.
El día diez de marzo, el Presidente del Banco Central Europeo (BCE), anunció que bajaba el tipo de interés al que presta a los bancos al 0% y que seguiría inyectando dinero a la economía a través de la compra de bonos, a razón de unos 80.000 millones al mes. Estas medidas son históricas por absolutamente inusuales y generan un gran desconcierto entre los economistas.
Cuando muchos hablan que estamos en la cuarta revolución industrial, con la introducción masiva de la digitalización en todos los procesos productivos, la revolución en el mercado de trabajo y cambios demográficos y sociales de enorme calado, no es menos cierto que la economía financiera – la que tiene que ver con el dinero – está sufriendo su propia revolución.
Por ejemplo, los modelos económicos que tratan de explicar la realidad y que hemos estudiado en las Universidades, no responden a las cuestiones que plantea una nueva realidad con tipos de interés cero o negativos. ¿Cómo es posible que si presto dinero, comprando bonos, en lugar de pagarme, me cobren? Algunos dirán que lo importante son los tipos reales – tipos nominales más la inflación – y que como esta última es negativa, el tipo de interés real es positivo. En cualquier caso, ¿cómo es posible que inyecciones masivas de dinero en el sistema europeo, no generen una fuerte subida de los precios de bienes y servicios? El BCE estima que una inflación anual del 2%, es lo razonable para mantener los equilibrios básicos en la economía europea y normalmente su preocupación sería mantenerla en el nivel, porque la tendencia es a desbocarse. Sin embargo, contradiciendo la teoría y la experiencia empírica, el problema parece ser el contrario. Aun inyectando dinero a “go-go”, la inflación se resiste a subir.
Por otro lado, la teoría sostiene que al bajar los tipos de interés – el coste del dinero – muchos proyectos se convierten en rentables, los inversores piden prestado y las variables económicas – PIB y empleo – se dinamizan. Sin embargo, parece como si la medicación de inyectar dinero y bajar tipos, cuando alcanza niveles como los actuales, deja de surtir efecto. Pensemos en que muchos medicamentos – algunos venenosos – que en pequeñas dosis o en las adecuadas, curan las enfermedades, pero en dosis excesivas pueden matar o en el mejor de los casos, se vuelven irrelevantes o contraproducentes.
Por último, una pequeña reflexión para el lector. Si los bancos nos cobran por nuestros depósitos, o los Gobiernos cobran por comprarle sus bonos, ¿por qué no tenemos el efectivo en una caja fuerte? Quizás tenga que ver con que los reguladores legislan para hacer desaparecer el dinero físico, penalizando su tenencia e incluso impidiendo o dificultando pagar con billetes. Y la pregunta es: cuando todo el dinero sea digital y haya un corralito ¿qué importará ser más o menos rico?.