Artículo publicado por D. José Carlos Francisco en La Gaveta Económica en el número de marzo de 2017.
En mi penúltimo libro “La Reforma Necesaria. Canarias ante la Crisis de nuestras vidas” y en su capítulo quinto, exponía las características de la nueva socioeconomía canaria, que en virtud de cinco factores característicos provocaba un crecimiento económico muy por debajo del potencial de las islas. Hablaba de corsés relacionados con la escala y la geografía, de la casta de los “mandarines”, de la vorágine legislativa, de la moratoria turística y del inasumible tiempo para desarrollar un proyecto.
Mucho más tarde, en Abril de 2016 y en estas mismas páginas les hablé de un actor fundamental para la paralización de proyectos públicos y privados. El actor en cuestión es la PIMELIA, un escarabajo supuestamente endémico de la isla de Tenerife.
Hace unas semanas, como les comenté en el número anterior de la revista, dio a luz el “Papeles de Economía Canaria nº 2” dedicada a la superproducción legislativa que solo en lo referente a legislación autonómica, avanza al ritmo de una Ley y diez decretos al mes.
La vorágine es tal, que si usted está pensando poner en marcha alguna actividad económica sobre alguna parte de nuestro territorio, preste mucha atención, pues cada metro cuadrado está influido por el Plan General de Ordenación Urbana , Plan Insular del Territorio, Planes Territoriales varios, Ley de Ordenación del Territorio, Ley de Comercio, Ley de Turismo, Ley de Medioambiente, especies protegidas, servidumbres de costas, aeropuertos, consejos insulares de agua e informes preceptivos de tres o cuatro administraciones, especialmente dotadas para hacer los informes interminables y normalmente negativos.
Al haber tanta legislación, pueden ocurrir que se hayan paralizado proyectos trascendentales para las islas, en virtud de la aparición de la PIMELIA (especie protegida en el catálogo 2010), pero que posteriormente fue eliminada del catálogo, no habiéndose enterado los funcionarios de tal circunstancia hasta años después y haber paralizado inversiones útiles para el empleo, la conectividad y el bienestar de los habitantes de estas islas.