Artículo publicado por José Alberto León Alonso en Diario de Avisos el 11/05/14.
Durante las dos últimas semanas se han publicado los datos correspondientes al primer trimestre de 2014 de la Encuesta de Población Activa (EPA), y los de afiliación y paro registrado del mes de abril de 2014. Los resultados publicados resultan aparentemente contradictorios en lo que hace referencia al empleo, pues mientras la EPA señala una disminución durante el primer trimestre del año de 79.600 personas respecto al mismo trimestre del año anterior (-0,47%), el número de afiliados a la Seguridad Social arroja una creación de empleo de 197.701 afiliados respecto a abril de 2013, lo que supone el mejor dato en este mes desde 2005. Aunque los periodos son distintos, es un hecho que desde finales de 2013 los datos de afiliación han sido mejores que las dos oleadas de la EPA publicadas, así que no resulte extraño que para el ciudadano la situación resulte confusa. ¿En qué quedamos? ¿Se recupera o no el empleo? Para contestar a esta pregunta hay que tener en cuenta diversos aspectos.
Primero. La metodología de contabilización de una y otra cifra es distinta, no solo porque la EPA es una encuesta y la afiliación un registro, sino porque en el dato de afiliación, a diferencia de la EPA, los trabajadores pluriempleados están computados más de una vez. Y durante los últimos meses no cesa el crecimiento de los contratos a tiempo parcial y del pluriempleo: los trabajadores con dos o más empleos se han duplicado en el último año. Así que este hecho explica al menos parte de la diferencia de las cifras. Parte del incremento en la afiliación en realidad no significa que más personas estén empleadas, sino que algunas de ellas están registradas dos o más veces.
Segundo. La Semana Santa, durante la cual se suele producir la consabida contratación de trabajadores en el sector turístico, se disfrutó en 2014 durante el mes de abril y en 2013 en marzo. Y la EPA del primer trimestre comparaba el primer trimestre de 2014 sin Semana Santa con el mismo periodo de 2013 con Semana Santa, así que es probable que, por el mismo motivo estacional, la EPA del segundo trimestre muestre cifras de ocupación positivas.
Tercero. En marzo el Gobierno introdujo la “tarifa plana” para nuevos afiliados a la Seguridad Social, con un pago de 100 € al mes por contratación indefinida y 50 € al mes si eres autónomo, mucho más reducido del habitual. Esta reducción del coste del trabajo legal (el que cotiza) está generando un proceso (difícil de cuantificar) de abandono de la economía sumergida de personas que trabajaban pero no cotizaban a la Seguridad Social. Este proceso parece ser especialmente significativo entre autónomos y familiares de empresarios. De hecho, el ritmo de aumento de los afiliados es el doble entre los autónomos que entre los trabajadores por cuenta ajena. Para la EPA esas personas estaban trabajando igualmente antes y ahora, pues la encuesta no pregunta si tu trabajo es legal o no, sino si estás trabajando, pero sí que supone nuevas afiliaciones a la Seguridad Social. Así pues, parte del crecimiento en las afiliaciones no proviene de nuevos puestos de trabajo, sino la salida de la economía sumergida de algunos trabajadores favorecida por la reducción del coste de cotización.
En resumen, el crecimiento de la afiliación interanual a la seguridad social de un 1,22% en el mes de abril parece estar “inflado” por factores estacionales, por los pluriempleados y por la salida de algunos segmentos de la población de la economía sumergida debido a la reducción del coste de cotización. La EPA es la encuesta oficial sobre el empleo y el paro, aceptada internacionalmente y realizada con los mismos estándares que el resto de países de la UE, pese a que los políticos intenten desacreditarla cuando los datos no les son favorables. Es una encuesta realizada de forma permanente entre 65.000 viviendas y 180.000 personas, con un fiable sistema de control y depuración de los datos que, como toda encuesta, tiene un margen de error, pero en lo que respecta al número de ocupados, éste es de apenas un 0,3%. Guste o no, los datos sobre el mercado de trabajo pertenecientes a la EPA son más serios, fiables y rigurosos que cualquier otro que tengamos y lo que dicen es que durante el primer trimestre de 2014, una vez corregida la estacionalidad de la Semana Santa, el número de ocupados se redujo en 80.000 personas (un 0,47% menos) que en el mismo trimestre del año anterior, y en 17.000 personas (-0,10%) respecto al cuarto trimestre de 2013. En conclusión, en el primer trimestre de 2014 no se ha creado empleo, se mire como se mire. Teniendo en cuenta que en el cuarto trimestre de 2013 este mismo índice desestacionalizado mostraba un crecimiento del empleo respecto al trimestre anterior de unas 14.000 personas (un 0,08%), lo que puede decirse es que, en la práctica, el empleo lleva seis meses estabilizado, ni se crea ni se destruye. Así pues, hemos pasado de una fase de destrucción de empleo que ha durado cinco años y medio (22 trimestres), a medio año de estancamiento. Ni más, ni menos. Como ya hemos visto, que hayan crecido los afiliados a la Seguridad Social durante el mes de abril no garantiza ni mucho menos que comencemos a crear empleo neto, pues podría deberse de nuevo a que este dato estuviese “inflado” por factores estacionales, los pluriempleados y la salida de la economía sumergida. Así que prudencia en el análisis. Nuestra previsión es que la economía española comenzará una fase duradera de creación de empleo en este segundo trimestre del año 2014, pero lo sabremos con la próxima EPA. Con los datos actuales, aún no se puede concluir que esa fase haya comenzado ya.
Aún si entramos en esa fase queda la duda acerca de su intensidad. Con casi seis millones de desempleados, prevemos la creación de un millón de puestos de trabajo en el periodo 2014-2016, lo que supone algo más de 300.000 empleos al año, pero con este ritmo no se solventará con presteza la tragedia de las altas tasas de paro. La emigración continuará, lo que reducirá algo el desempleo, pero acelerará el problema de envejecimiento de la población y la necesidad de nuevos ajustes en las pensiones. Para que el empleo se recupere rápidamente es imprescindible que la construcción salga del pozo. No para volver a representar el insano 18% de nuestro PIB en los años de la burbuja, pero sí para pasar del 8% actual al sostenible 11% del periodo 1995-1998, justo antes del inicio de la burbuja. La construcción podría aportar un 3% adicional al PIB, lo que se traduciría en 600.000 nuevos empleos y otros tantos en actividades relacionadas con ella. Su reactivación es vital por su intensidad en el uso de mano de obra y porque una parte relevante del desempleo de larga duración tiene experiencia en el sector, pero carece de formación para acceder a otros empleos. Lamentablemente el sector sigue sin dar signos de mejoría, pero el ajuste de los precios está próximo a terminar, y el crédito inmobiliario a las familias creció un 25% interanual durante los dos primeros meses de 2014, una tendencia que, de mantenerse, daría motivos para la esperanza. Habrá que seguir su evolución con atención.